Cuando nuestras emociones nos piden una pausa

Cuando nuestras emociones nos piden una pausa
Cuando nuestras emociones nos piden una pausa, es momento de escuchar lo que el cuerpo y la mente necesitan.
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En la vida laboral y personal, solemos estar tan inmersos en cumplir responsabilidades, alcanzar objetivos y responder a las expectativas, que pocas veces nos detenemos a preguntarnos: ¿Cómo me estoy sintiendo realmente? Cuando nuestras emociones nos piden una pausa, no siempre lo reconocemos a tiempo. El cuerpo lo intenta con señales como el cansancio, la irritabilidad, la desconcentración o la falta de motivación, pero seguimos. Hasta que algo dentro de nosotros exige parar.

Cuando nuestras emociones nos piden una pausa en el entorno laboral, no significa que carecemos de habilidades o falta de compromiso, más bien, nos dice que debemos priorizar el autocuidado. Es un acto de honestidad con nosotras y nosotros mismos: darnos el permiso de sentir, de reevaluar, de descansar. Aprender a leer esas emociones que piden atención, nos ayuda a evitar el desgaste constante y generar bienestar.

Esta pausa emocional implica ajustar el ritmo de vida para no perdernos en ella.

¿Cómo saber cuándo una emoción necesita atención?

Muchas veces seguimos funcionando en automático sin detenernos a sentir cómo estamos. Sin embargo, nuestras emociones no desaparecen: se esconden, se acumulan o se transforman.

Una emoción necesita atención cuando deja de ser pasajera y empieza a afectarnos de manera constante o intensa. Por ejemplo, si la tristeza se vuelve una compañera diaria, o si la ansiedad aparece en reuniones laborales sin motivo aparente, algo dentro de nosotros está diciendo: haz una pausa.

También necesitamos poner atención cuando reaccionamos de forma desproporcionada ante situaciones pequeñas: una crítica nos puede desestabilizar por horas, o una tarea inesperada nos llena de enojo. Las emociones no resueltas tienden a explotar o a manifestarse en otros ámbitos, afectando tanto nuestras relaciones como nuestro bienestar.

Cuando nuestro cuerpo nos pide una pausa desde los estados emocionales

El cuerpo y las emociones están más conectados de lo que imaginamos. Cuando no atendemos lo que sentimos, el cuerpo comienza a avisar, a mandar señales.

A veces, lo hace sutilmente; otras veces, nos obliga a detenernos.

Aquí algunas señales físicas que pueden indicar que nuestras emociones están pidiendo una pausa:

  • Dolores de cabeza frecuentes sin causa médica clara
  • Cansancio crónico, incluso después de dormir
  • Dolores musculares o tensión en cuello, hombros o espalda
  • Problemas digestivos o cambios en el apetito
  • Taquicardia o respiración acelerada en momentos de estrés leve
  • Insomnio o despertares constantes durante la noche
  • Bajos niveles de energía o motivación durante la jornada laboral

Estas señales son algunas formas en que el cuerpo “habla” cuando nuestra mente y emociones no han sido escuchadas. Estar atentos a estos avisos puede ayudarnos a evitar que un malestar emocional se transforme en algo más complejo.

¿Qué es el descanso emocional?

El descanso emocional no es simplemente dormir o no hacer nada; es un espacio para reconectar contigo mismo sin exigencias, sin tener que dar respuestas ni resolver problemas. Es permitirte sentir sin juzgarte.

Este descanso puede ser un momento de silencio, una caminata sin el teléfono, una tarde sin compromisos o una conversación sincera con alguien de confianza.

En el trabajo, el descanso emocional puede consistir en desconectarte del correo fuera de horario o tomarte unos minutos para respirar profundamente entre reuniones. También puede ser apagar las notificaciones para leer, leer o simplemente observar por la ventana.

Lo importante es entender que el descanso emocional es una necesidad, no un lujo. Y cuanto más lo integres a tu vida diaria, menos probable será que llegues al colapso emocional.

En este segmento te queremos compartir un interesante video de la Dra. Rosa Molina, quien defiende que cuerpo y mente van ligados y deben entenderse como un conjunto en el que la salud física y la mental deben ir siempre de la mano.

V. completa. La mochila emocional. Rosa Molina, psiquiatra

Técnicas para cuando nuestras emociones nos piden una pausa

Cuando sentimos que ya no podemos más, lo ideal es tener a la mano un pequeño repertorio de técnicas prácticas y realistas que podamos usar en cualquier momento del día:

  • Respiración consciente (4-4-4-4): Inhala contando 4 segundos, sostén el aire 4 segundos, exhala 4 segundos, mantente sin aire 4 segundos. Repite durante 2 minutos.
  • Escritura liberadora: Toma 5 minutos y escribe sin filtro todo lo que sientes. No lo edites, no lo juzgues. Al finalizar, puedes guardarlo, romperlo o simplemente dejarlo ir.
  • Mini retiro sensorial: Usa auriculares y escucha música relajante, sonidos de la naturaleza o una meditación guiada. Esto ayuda a desconectar del entorno inmediato.
  • Lista de gratitud exprés: Anota 3 cosas buenas que hayan pasado en tu día, por pequeñas que sean. Este enfoque cambia el estado mental y emocional rápidamente.
  • Técnica del anclaje: Recuerda un momento en el que te sentiste tranquilo o feliz. Cierra los ojos y revívelo durante 1 minuto. Eso permite “vincularte” emocionalmente en una sensación positiva.

Estas técnicas no requieren horas ni condiciones especiales. Son pequeñas pausas que ayudan a resetear tu estado emocional y a continuar tu día desde otro lugar.

Cuando nuestras emociones nos piden una pausa… podemos buscar apoyo profesional

Hay momentos en que las pausas que hacemos por cuenta propia no son suficientes. Si el malestar emocional persiste, si sientes que estás al límite o que ya no puedes gestionar lo que vives, es momento de dar el siguiente paso: pedir ayuda profesional.

Por suerte, aquí en Neopraxis, contamos con una enorme diversidad de servicios psicológicos que podrán ayudarte a ti y a tus colaboradores, puedes consultar más información en nuestra página web, únicamente entra aquí.

Buscar apoyo psicológico, es una forma de valentía y autocuidado. Un terapeuta o profesional de la salud mental puede ayudarte a entender lo que sientes, darte herramientas para afrontarlo y acompañarte en tu proceso de transformación.

También es válido abrir una conversación con alguien de confianza en tu equipo. Lo esencial es entender que no estás solo, y que pedir ayuda es parte del proceso de sanar y avanzar.

Esperamos que esta información haya sido de gran valor para ti. Si te interesa conocer acerca de Cuidados preventivos en el espacio laboral, entra aquí.

Abigail Zepeda

Psicóloga egresada de la Universidad del Valle de México (UVM). Con diplomatura de posgrado en Neuroanatomía Funcional y Neurociencia. Desarrollo de proyectos en Metodología de la Investigación. Ponente de talleres en psicoeducación emocional y salud mental para la prevención de riesgo psicosocial en colaboradores.

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