Los pensamientos intrusivos son pensamientos no deseados que pueden aparecer en nuestra cabeza sin previo aviso y en cualquier momento. Estos pueden tener forma de imágenes, sonidos o declaraciones. A menudo son repetitivos, con el mismo tipo de pensamiento apareciendo una y otra vez. Por lo que pueden tornarse perturbadores o incluso angustiosos.
Y aunque todos podemos experimentarlos las personas que tienen síntomas de ansiedad o depresión son más propensas a tener pensamientos intrusivos. Si bien son inofensivos en sí mismos, pueden tener un efecto negativo en nuestra calidad de vida y, en ocasiones, afectar la forma en que nos comportamos. Ya que pueden alterar nuestros niveles de estrés, concentración, motivación, entre otros efectos y sensaciones desagradables.
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¿Cómo son los pensamientos intrusivos?
Todos los pensamientos son el resultado de la actividad cerebral y el cerebro genera aproximadamente 6200 pensamientos por día. Sin embargo, no todos esos pensamientos serán relevantes o incluso precisos.
Los pensamientos intrusivos son pensamientos aleatorios que no tienen conexión con lo que estás haciendo. Parecen surgir de la nada y casi todo el mundo tiene pensamientos intrusivos. Sin embargo para algunas personas pueden ser tan constantes que se tornan abrumadores.
Este tipo de pensamientos pueden ser sobre cualquier cosa. Pero algunos de ellos son considerados como negativos, ya que tienden a quedarse contigo o te causan angustia. Las intrusiones negativas son pensamientos no deseados sobre temas que te resultan repugnantes o perturbadores. Pueden ser violentos, sexuales o ir en contra de tus valores.
¿Cómo se siente una persona con pensamientos intrusivos?
Una persona con pensamientos intrusivos puede sentirse angustiada, ansiosa o deprimida debido a la presencia constante de pensamientos no deseados en su mente. Pueden sentirse atrapados en un ciclo de pensamiento y tener dificultades para controlar o detener estos pensamientos.
Estos pensamientos pueden interferir con la capacidad de la persona para concentrarse en tareas diarias o disfrutar de actividades que antes eran agradables.
La persona puede sentir vergüenza o culpa por los pensamientos que tienen y pueden preocuparse por lo que otras personas pensarán si se enteran de sus pensamientos.
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En algunos casos, los pensamientos intrusivos pueden ser tan intensos que la persona puede tener pensamientos de autolesión o suicidio. Es importante tener en cuenta que son un síntoma común de trastornos de ansiedad y otros trastornos mentales, y que hay ayuda disponible para tratar estos problemas.
Tipos de pensamientos intrusivos: Ejemplos
Hay muchos tipos de pensamientos intrusivos que pueden generar sentimientos como miedo, vergüenza, culpa o angustia. Algunos ejemplos comunes de pensamientos intrusivos no deseados incluyen:
La idea de lastimar a un bebé o niño
Si es un padre primerizo, es posible que haya experimentado pensamientos intrusivos sobre el bienestar de su bebé. Estos pensamientos pueden estar relacionados con daños accidentales.
Sin embargo, algunos podrían estar relacionados con dañar a su hijo a propósito. Esto es más común de lo que parece, por ejemplo un estudio estimó que casi la mitad de los nuevos padres tenían este tipo de pensamiento.
Pensamientos de hacer algo violento o ilegal
Los pensamientos intrusivos sobre ser violento o hacer algo ilegal también son comunes. Estas no son acciones que quieras hacer.
Pero los pensamientos pueden hacerte cuestionarte a ti mismo. Ya que pueden ser vívidos y causar una gran angustia que hace que no puedas ignorarlos.
Pensamientos que causan duda
Las dudas son uno de los tipos más comunes de pensamientos intrusivos. Las dudas pueden ser sobre aspectos grandes o pequeños de tu vida. Por ejemplo, los pensamientos pueden hacerte dudar de tu relación o cuestionar tu orientación sexual.
O puedes dudar si apagaste la estufa, cerraste la puerta con llave o enviaste tu mensaje de texto a la persona adecuada.
Recordatorios inesperados sobre eventos pasados dolorosos
Algunas personas experimentan pensamientos intrusivos no deseados relacionados con traumas pasados. Estos a menudo pueden ser provocados por algo que te rodea. Por ejemplo, un determinado olor o ubicación puede desencadenar un recuerdo no deseado. Sin embargo, es posible que no siempre sepas qué desencadenó o causó los pensamientos.
Preocupaciones por contraer gérmenes o una enfermedad grave
Las preocupaciones sobre la contaminación, o los gérmenes, son pensamientos intrusivos comunes. Algunas personas pueden preocuparse por enfermarse o propagar una enfermedad incluso cuando el riesgo es bajo.
Estos pensamientos pueden generar preocupaciones obsesivas sobre su salud y dar como resultado comportamientos como lavarse las manos en exceso.
Preocupación de que puedas hacer algo vergonzoso
Es posible que tenga preocupaciones recurrentes sobre avergonzarse frente a otras personas. En estos casos los pensamientos intrusivos pueden estar relacionados con gritar, decir o hacer algo inapropiado en un espacio público.
A veces, pueden también estar relacionados con un recuerdo del pasado, como sentirse avergonzado de niño.
Pensamientos sexuales intrusivos
No estás solo si tienes pensamientos no deseados relacionados con actos sexuales que consideras tabú. Algunas personas tienen pensamientos intrusivos acerca de tener actos sexuales socialmente castigados, aunque nunca actuarían de acuerdo con esos pensamientos.
Puede ser difícil hablar sobre pensamientos sexuales intrusivos, lo que en ocasiones puede impedir que quienes los experimentan busquen ayuda.
¿Cuándo los pensamientos intrusivos se convierten en un problema de salud mental?
Los pensamientos intrusivos por sí solos no son un problema de salud mental. Pero pueden convertirse en un problema si son “pegajosos” y no puedes ignorarlos pues puede provocar angustia, ansiedad y problemas de salud mental. Por ejemplo suelen presentarse ante episodios de depresión y ansiedad, así como en otros trastornos, incluyendo:
Desorden obsesivo compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) ocurre cuando los pensamientos se vuelven incontrolables. Estos pensamientos intrusivos (obsesiones) pueden hacer que repitas comportamientos (compulsiones) con la esperanza de que puedas terminar con los pensamientos y evitar que ocurran en el futuro.
Ejemplos de este tipo de pensamiento intrusivo incluyen preocuparse por cerrar puertas y apagar hornos o temer bacterias en las superficies. Así, una persona con TOC puede desarrollar una rutina de revisar y volver a revisar las cerraduras varias veces o lavarse las manos varias veces al día. En ambos casos, se trata de un resultado poco saludable que interfiere en su calidad de vida.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
Las personas que viven con el trastorno de estrés postraumático a menudo experimentan pensamientos intrusivos que pueden estar relacionados con un evento traumático. Estos pensamientos pueden desencadenar algunos de los síntomas físicos del TEPT, como aumento del ritmo cardíaco y sudoración. Incluso en algunos casos, estos pensamientos pueden ser tan intensos que provocan recuerdos y angustia psicológica intensa.
Trastornos de la conducta alimentaria
Las personas que han desarrollado un trastorno alimentario pueden experimentar pensamientos intrusivos que son perjudiciales para su salud mental. Pues los pensamientos pueden eventualmente dañar su salud física. Las personas con un trastorno alimentario a menudo se preocupan por el impacto físico que la comida tendrá en su cuerpo. Eso, a su vez, conduce a una gran angustia por comer. También puede causar comportamientos adicionales, como purgas, en un esfuerzo por detener los pensamientos.
¿Qué hacer ante los pensamientos intrusivos?
A continuación te compartimos algunas recomendaciones para hacer frente a este tipo de pensamientos:
Alejar los pensamientos intrusivos no ayuda
Algunas personas tratan de eliminar los pensamientos que tienen bloqueándolos. Sin embargo se ha observado que muchas veces esto no funciona. Ya que, en términos simples, todos sabemos, si alguien te dice que no te imagines un elefante rosa, ¡inmediatamente te imaginas un elefante rosa!. Es decir, si tratas de detener la llegada de los pensamientos, tu mente solo te alimentará con más de ellos automáticamente, lo que los reforzará.
Esto no solo puede causar angustia y miedo, sino que también puede provocar cambios en el comportamiento, como evitar situaciones, retirarse de las actividades normales del día a día y rumiar.
Otros intentan hacer frente a sus pensamientos no deseados recurriendo a un comportamiento compulsivo, por ejemplo, comprobando repetidamente que el gas esté cerrado para tranquilizarse. Esto es contraproducente y solo sirve para mantener el comportamiento asociado.
Reconoce el pensamiento y sigue adelante
La mejor estrategia para lidiar con pensamientos intrusivos es reconocer conscientemente lo que está sucediendo y separar el pensamiento de cualquier juicio que estés haciendo sobre él y sobre ti mismo.
Algunas personas sienten que tener un pensamiento sobre algo es tan malo como hacerlo, a lo que nos referimos como “fusión de pensamiento/acción”. Es importante reconocer que pensar y hacer no es lo mismo en absoluto. De manera similar, la “fusión pensamiento/moral” es creer que tener cierto tipo de pensamiento te convierte en una mala persona. Nuevamente, este no es el caso en absoluto.
En lugar de luchar contra el pensamiento o de preocuparse por él, reconócelo: “He tenido este pensamiento, y eso es todo lo que es, un pensamiento”. Da un paso atrás, examínalo y desafíalo. Ser consciente de sí mismo y consciente hará posible identificar lo que realmente está sucediendo y afrontarlo mejor.
¿Psicoterapia?
Cambiar el comportamiento puede ser difícil. Por ello la psicoterapia puede ser útil para abordar los pensamientos intrusivos. En este sentido la terapia cognitiva conductual (TCC) a probado que puede ayudar a las personas a comprender qué está causando sus pensamientos intrusivos y aprender técnicas para controlarlos. También se ha demostrado que la TCC es una forma de tratamiento altamente eficaz para el TEPT y el TOC, trastornos donde este rasgo suele presentarse.
¿Cómo detener los pensamientos intrusivos?
Detener los pensamientos intrusivos puede ser un desafío, ya que a menudo son persistentes y pueden surgir sin previo aviso. Sin embargo, hay algunas estrategias que pueden ayudar a manejar los pensamientos intrusivos:
- Reconocer los pensamientos: es importante reconocer los pensamientos intrusivos y aceptar que son un síntoma de un problema subyacente. Al reconocerlos, puedes comenzar a trabajar en formas de manejarlos.
- Practicar la atención plena: la atención plena puede ayudar a reducir la frecuencia de los pensamientos intrusivos al ayudarte a centrarte en el presente y desviar la atención de los pensamientos no deseados.
- Distracción: distraerse con actividades que requieran atención puede ser útil para reducir la frecuencia de los pensamientos intrusivos.
- Refutar los pensamientos: puede ser útil cuestionar la validez de los pensamientos intrusivos y reemplazarlos con pensamientos más realistas y positivos.
- Buscar ayuda profesional: si los pensamientos intrusivos interfieren significativamente con la vida diaria, es importante buscar ayuda profesional. Un profesional de la salud mental puede ayudar a identificar y tratar el trastorno subyacente que causa los pensamientos intrusivos.
Es importante recordar que detener los pensamientos intrusivos no sucede de la noche a la mañana y requiere tiempo y esfuerzo.
Para conocer más sobre la psicoterapia cognitivo conductual puedes leer Conoce la psicoterapia cognitivo conductual. Y si quieres conocer sobre en que consiste la psicoterapia y otros modelos de intervención también puedes visitar ¿Qué es la psicoterapia y cómo se aplica?.
Referencias:
- Veazey, K. y Bapat, M. (2021). Examples of Intrusive Thoughts You Might Be Having (and When They Become a Problem). GoodRx Health.
- IESO. (2022). What are intrusive thoughts?. IESO Digital Health.
- Holland, K. (2020). Intrusive Thoughts: Why We Have Them and How to Stop Them. Healthline.