¿Por qué es tan común tener comparaciones con otros? ¿A qué se debe la dificultad de vernos a nosotros mismos? Aquí una reflexión
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¿Qué se puede hacer desde uno mismo para evitar comparaciones
Estamos acostumbrados a observar al exterior en lugar de prestar atención a uno mismo. Es muy común saber qué hace el otro, qué tiene, qué logros ha conseguido (tanto física como económicamente), etc. Y a la vez, es demasiado complicado sabernos y entendernos. La atención no la ponemos en nosotros y esto puede deberse a que conocernos genera mucho dolor.
Duele vernos pero no en el éxito, sino en el estancamiento o en el retroceso, por lo que conviene intentar responder ¿A qué se debe este proceso doloroso? ¿Qué se puede hacer desde uno mismo para evitar estas comparaciones?
Poner toda nuestra atención, envidiar o idolatra al otro, estar teniendo comparaciones en lugar de ver nuestra propia historia, funge como una procrastinación. Procrastinamos cuando no queremos hacer cierta acción, ya sea por flojera, miedo o dificultad para poder empezar, mantener o finalizar la actividad; llevándonos a concentrarnos en algo más sencillo que nos distrae de lo que realmente tenemos que hacer.
Generar cambios es parte de un proceso
Para generar un cambio real no es suficiente con ver al otro y desear lo que tiene, las cosas no funcionan así. Cuando tenemos esa actitud ante el mundo, nos enojamos por el resultado obtenido, que es exactamente el mismo en el que nos encontrábamos anteriormente. Los cambios no se dan por arte de magia ni por un deseo a una estrella fugaz, los cambios se dan por un trabajo constante, duro y doloroso pero satisfactorio.
Es fundamental el trabajo pero también tener la fuerza para que cuando se comiencen a sentir los efectos del proceso, lograr no evadir ni huir. El cambio propio lo hacemos a partir de nuestra historia y eso nos empuja a conocer nuestros monstruos, los cuales nos impiden avanzar, mejorar o cambiar.
Una vez que comienza el camino de conocer(nos), entendemos que cada persona, independientemente del camino que nosotros subjetivamente veamos de ellos, también tienen sus respectivos monstruos; comenzando ahí “la admiración” pero no con la intención de tener lo ajeno sino porque se percibe la individualidad y aunque desconocemos su historia, reconocemos que algo está haciendo para seguir adelante.
Proyectamos en el exterior el reflejo del reconocimiento interno adquirido, junto con la moderación de nuestra voz interna.
Aprender a ser nuestro propio punto de comparación
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Ser más benévolo con uno mismo, ayuda a sentir benevolencia con el exterior. Cuando nos reconocemos el único punto de comparación se vuelve uno mismo.
No somos los mismos tras una ruptura, una pérdida, un engaño, una alegría, un éxito. No somos los mismos hoy que cuando éramos pequeños, no seremos los mismos que dentro de tres o cinco años, ni tampoco dos meses. Iremos cambiando, mejorando o equivocándonos a ratos, pero sabremos nuestra trayectoria y sólo así podremos tomar un punto de partida objetivo.
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Logrando esto, simultáneamente también le quitamos al otro la responsabilidad de cumplir con un rol de perfección, que de cierta manera le impusimos porque deseamos tener lo que tiene. Entenderemos que su camino con sus tropiezos y éxitos es suyo únicamente y nosotros no tenemos porqué cumplir ni hacer lo mismo que esa persona está realizando.
Para finalizar con las comparaciones…
Cuando te sea más fácil describir al otro, que describirte a ti mismo tal vez valga la pena hacer una pausa al foco de atención que estas teniendo y empezar a mirar otro panorama, otra perspectiva, ya que, mientras continúes viendo a los demás hará más difícil la posibilidad de mirarte a ti mismo.
Y recuerda: un rato has estado perdido procrastinando en observar a otros, pero tienes la capacidad y herramientas para volverte a encontrar; con ayuda un profesional de la salud mental podrás conocerlas, detectarlas y hacer uso de ellas.
Ilustración y texto realizados por Elí Ganem Kuri
Elí Ganem es mexico-libanesa y tiene 27 años. Es Licenciada en Dirección de Arte por Miami Ad School (México-Madrid) y Acupunturista y MCIsta Cuálico Integrativa. Actualmente estudia la Licenciatura en Psicología por el Centro Eleia. Asimismo cuenta con un diplomado en “Femenino – Masculino”, por el Centro Eleia. Es una apasionada en el Psicoanálisis, la Mente Criminal, las Leyes, la Arquitectura, el Diseño, el Arte, y los árboles. Pinta desde hace 10 años por lo cual busca implementar el arte y la psicología en sus actividades. Desea ser una psicoanalista integral. |
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